Hoy venimos a presentar una nueva sección en el blog que, aunque de diferente temática en relación a otros post que versen sobre problemas y soluciones directamente jurídicos, creemos que es interesante también en cuanto que abordaremos temas del derecho desde una perspectiva más dinámica.
En estas entradas comentaremos películas que tengan un contenido jurídico siendo una forma distinta de acercarnos al mundo legal. Hemos de reseñar que no somos críticos de cine, ni pretendemos serlo, así que disculpadnos si nuestra forma de entablar el tema no es exactamente como debería ser, pero lo hacemos con todo nuestro entusiasmo y sin otra intención más que haceros llegar aquellas películas en las que merece la pena reparar.
Entrando en materia, la que hoy os traemos es una gran película digna de admiración:
“12 hombres sin piedad”
La película se centra en la deliberación de un jurado ante un caso de homicidio. En el mismo se acusa al hijo del fallecido de haber cometido el delito basándose en una serie de pruebas realizadas en la sesión del juicio. El jurado formado por 12 hombres, todos blancos y ninguna mujer, cada cual con su carácter deberán decidir por unanimidad si condenan a muerte o absuelven al chaval.
La vida de una persona en manos de un jurado popular.
Al comenzar la deliberación, 11 de las personas integrantes del jurado están de acuerdo en la culpabilidad ya sea por haber quedado convencidos tras las pruebas, por los prejuicios personales o por afán de terminar rápido y poder marcharse a un evento deportivo.
Solo uno de ellos, en contra de todo pronóstico y del resto del jurado considera que existe una duda razonable por la cual, para él, es imposible condenar a esa persona.
A partir de ahí se enzarzarán en una calurosa discusión durante la que transcurrirá la película.
In dubio pro reo
La película está cargada de elementos morales, que hacen al espectador reflexionar sobre distintos aspectos de la vida. En este caso, se ataca de forma muy generalizada la presunción de inocencia con base en los perjuicios personales de cada uno, al entender que por ser el chaval de un barrio marginal es muy probable que sea culpable del delito.
No vamos a entrar de forma muy técnica en qué es el derecho a la presunción de inocencia, ya escribiremos sobre ello en otro post, sino que lo vamos a explicar en pocas palabras: este derecho implica en primer lugar que una persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario (en un tribunal de justicia, no en las noticias) es por lo que hay que probar la culpabilidad y no la inocencia. Para ello este principio exige que las pruebas de cargo deban haber sido recogidas de forma legal, respetando los derechos fundamentales, sean suficientes y razonadas por el juez en su sentencia entre otros factores.
Veréis que otras páginas, al hacer un análisis de la película aluden a la presunción de inocencia como factor determinante para atacar la moralidad del tribunal en el análisis de las pruebas. Lo que realmente está en juego es el principio in dubio pro reo: este principio, en síntesis, implica que ante el análisis de cada una de las pruebas que se presentan en un juicio, estas han de ser valoradas a la luz de tal principio. Y no es otro que, cuando se presentan dudas acerca del valor o, digamos calidad, de la prueba, si esta no es lo suficientemente fuerte como para probar que fehacientemente el acusado hizo algo, al existir una duda siempre se irá en favor de este. Por tanto, ante la duda de si una prueba realmente demuestra la culpabilidad, se ha de tender a que no lo hace.
Lo malo de analizar películas americanas, es que no tenemos el mismo sistema judicial, pero en la película a raíz de este ataque a la presunción de inocencia y tras la realización de las pruebas en juicio, el principio realmente vulnerado es el de “in dubio pro reo”, pues tras las mismas, como bien plantea Henry Fonda existe una duda razonable.
Y de analizar estas dudas, va la película. Así que tendréis que verla para sensibilizaros sobre los prejuicios contra los acusados y que las pruebas hay que analizarlas de forma imparcial y sosegada.
¿Mala praxis habitual del abogado de oficio?
No queremos terminar esta entrada sin hablar sobre algo que pasa de soslayo, pero que puede meterse en la conciencia del espectador: Hay un momento determinado de la película, en el que aluden a la falta de ganas del abogado defensor para proteger a su cliente por ser abogado de oficio. Y esto también se dice y se oye en nuestro país.
En España, los abogados de oficio (realmente hemos de hablar abogados designados por justicia gratuita, que es distinto) hacen una labor encomiable, ¿por qué?: se les designan guardias en juzgados y comisarias, trabajando los 365 días del año, 7 días a la semana y 24 horas, así que a quien le toque la navidad estará de guardia, por ejemplo; cobran tarde y un precio muy por debajo del mercado, pues la Administración elige cuándo y cuánto pagar. Por tanto, los abogados de justicia gratuita trabajan por amor a su profesión y en defensa de los derechos de los ciudadanos. Y lo hacen de forma voluntaria, dándolo todo por su defendido. Por ejemplo, habréis visto noticias en las que se ganaban derechos en favor de los hipotecados habiendo llegado hasta el Tribunal Europeo, esto lo consiguió un abogado de justicia gratuita.
Ello no quita que de vez en cuando surja un garbanzo negro. Pero esto existe en cualquier profesión. Un médico, un arquitecto, un bombero o un agricultor, por ejemplo, deben tomar decisiones continuas en pequeños detalles, y estos detalles a veces pueden ser erróneos.
Es por lo que hay que estar agradecidos a que en España exista el derecho a la justicia gratuita, pues posibilita que todos los ciudadanos, sin importar su capacidad económica, puedan acceder a la Justicia con los mismos derechos.
Pero recuerda, el abogado no lo podrás elegir tú, sino que lo hará el Colegio de Abogados.
Es por lo que, si confías en Solutia Abogados, te ofrecemos financiación sin intereses para que puedas elegirnos a nosotros.
En resumen, «12 hombres sin piedad» es una película que os recomendamos y esperamos que la disfrutéis tanto como nosotros.
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