Viernes jurídico-culturales vol. II -“Las dos caras de la verdad”-.


Esta semana recomendamos una película algo más transgresora que la anterior: Las dos caras de la verdad. Lo es por el contexto en que se lanzó la película: en 1996 no era tan habitual ver en las noticias casos de cierta turbiedad ocurridos en ciertas instituciones (para no spoilear).

Sinopsis

He aquí la sinopsis extraída de Filmaffinity:

“Martin Vail (Richard Gere), un ambicioso abogado de Chicago, es capaz de aceptar cualquier caso con tal de salir en la prensa. Un día decide ocuparse de uno que parece imposible de ganar: la defensa de Aaron (Edward Norton), un joven que es acusado del asesinato del arzobispo de Chicago, tras ser detenido mientras huía del escenario del crimen.”

¿De qué trata la película?

Como se ha leído, sobre un asesinato. Jurídicamente la película parece adolecer de cierta verosimilitud jurídica y hubiera sido interesante que pormenorizara sobre la instrucción del caso, pero entonces quizá todo hubiera terminado mucho antes del fallo del tribunal. En España la justicia es lenta, pero en Estados Unidos no es tan rápida como para no investigar el asunto en profundidad. O quizá al haberse asesinado a un arzobispo algo oscuro, no se trató de tirar mucho de la manta. Quién sabe, pero la realidad es que, en nuestro país, las dos caras de la verdad se hubieran averiguado antes de ir a juicio.

La confianza en su abogado

La película gira en torno al conocimiento que tiene el abogado con respecto a lo que su cliente le cuenta sobre el caso y cómo aquel trata de defenderlo conforme a lo que sabe de su cliente.

La confianza entre abogado y cliente es esencial para el éxito del asunto que ambos comparten. Nuestro Código Deontológico así lo recoge en su artículo 4:

“La relación entre el cliente y su abogado se fundamenta en la confianza y exige de éste una conducta profesional íntegra, que sea honrada, leal, veraz y diligente.”confiar en tu abogado

La confianza ha de ser mutua, y es que como hemos dicho, sin ella no se pueden lograr todas las armas necesarias para el éxito.

Para ello, el cliente ha de contar toda la verdad a su abogado, ya pueda ser esta escabrosa o vergonzosa. La función del abogado es defenderle, no juzgarle. El abogado no empeorará su diligencia por saber que realmente esa persona ha podido cometer un crimen atroz, o en otro orden jurisdiccional, por ejemplo, tenga dinero para pagar lo que la otra parte le reclama y aun así el cliente lo niegue.

Ahí radica la lealtad que rendimos a nuestros clientes. La defensa a ultranza.

En la película, Richard Gere le dice en un momento dado a Norton: “No tengo ni que creerte, ni por qué”. Uno de los principios de Solutia Abogados es el trabajo en equipo con el cliente.

El trabajar con este implica confianza. El conocer la realidad de los hechos permite al abogado saber lo que en juicio la otra parte le puede alegar y preparar una mejor defensa, pues conocerá tanto sus armas, como las del contrario: por ejemplo, que realmente le pegó, que había algún testigo o que hay algún documento firmado por el que se le puede comprometer. Cualquier prueba no conocida por su abogado podría tambalear la defensa.

El secreto profesional del abogado

La confianza depositada en el abogado no quedaría protegida si no existiese el secreto profesional.

Este secreto profesional, recogido en la ley, tiene una doble vertiente: es una obligación del abogado no revelar a absolutamente nadie ninguna información proporcionada por su defendido y por otro lado, es un derecho del abogado, por el que nadie le puede obligar a proporcionar tal información.secreto profesional abogado

Así viene explicitado en el artículo 5 del Código Deontológico:

“La confianza y confidencialidad en las relaciones entre cliente y abogado, […] impone al abogado el deber y le confiere el derecho de guardar secreto respecto de todos los hechos o noticias que conozca por razón de cualquiera de las modalidades de su actuación profesional, sin que pueda ser obligado a declarar sobre los mismos”

Por tanto, el cliente tiene total garantía de que su abogado jamás revelará cualquier información que le haga saber y es por ello que, como hemos dicho, tiene la absoluta libertad para contarle todos los pormenores de los hechos que son consecuencia de haberle contratado para su defensa.

Por tanto, y volviendo a la película, si Norton le hubiera contado a Richard Gere la verdad, al menos en el mundo real, Gere le hubiera defendido incluso mejor de lo que lo hizo; pues realmente, la defensa solo la hizo Norton…

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Publicado por Solutia Admin

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